En mayo de 1890, el Padre Salvaire luego de elegir el estilo gótico y el plan de general de la obra, emprendió la gigantesca construcción que se dio a llamar “La Basílica Nacional”.Creador, iniciador, propulsor, el Padre Salvaire, hombre de genio y de visión, fue su alma y motor. Arquitecto por inspiración y preparación personal asoció a sí a otros arquitectos, Benoit, Courtois, Moreaux, etc.
La excavación para los cimientos de la basílica no fue exclusiva, sino que desde el principio, en la mente de Salvaire, el espacio excavado se destinó a ser cripta, varias criptas, eso es, al hipogeo o lugar subterráneo para la celebración del culto divino, especialmente mariano. Salvaire aspiraba a que en esta se celebran los bautismos, misas, etc. para los fieles de Luján, mientras que en la iglesia superior oraban y cantaban los peregrinos.
Después de la muerte de Salvaire (1899), muy poco se hablaba de la Cripta. Y, a la verdad, no resultó fácil conservarla, porque la atención y las expensas eran exigidas por los interrumpidos trabajos de los muros de la Basílica. Cabe destacar también que el enemigo principal de la Cripta fueron las inundaciones.
Se sabe que hubo inundaciones muy grandes en las primeras décadas del siglo XX y los perjuicios de cada una de ellas, por la tardanza en secarse, fueron inmensos. Esto explica en parte el abandono en que fue quedando a lo largo de los curatos de los Padres Dávini, Gimalac, Prat.
Recién alrededor de 1950, enfocó nuevamente la utilización de la Cripta. Esta vez como “EL TEMPLO DE AMÉRICA” para recibir en sus capillas a las imágenes de la Virgen María más populares de cada nación de América. Mons. Serafín y el Padre Landaburu fueron dos entusiastas propulsores. El trabajo fue lento, porque el espacio era muy grande y los destalles, múltiples pero sobre todo debido a los contratiempos que surgieron.
En efecto, en octubre de 1967 ocurrió una imponente inundación, y en 1969, manos anónimas incendiaron un depósito de velas que afectó totalmente la obra realizada. Recién el curato del P. Carli, desde 1977, se trabajó en forma continuada y persistente. Así se llegó a 1980, año especialísimo de la Virgen de Luján; y, aunque faltasen etapas para construirlas (las imágenes de América Central) en vista del año Mariano Nacional 80 y particularmente de los 350 años del “MILAGRO DE LAJÁN” el rector de la Basílica, Padre Carli juntamente con el Señor Obispo Diocesano, Mons. Luis Tomé, señalaron el sábado 6 de diciembre de 1980 como fecha clave para la inauguración y bendición de la tan soñada Cripta.
Imágenes de Virgenes
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