En su historia de la Virgen de Luján, publicada en 1885, Salvaire describe la imagen de la siguiente manera: “La imagen de Nuestra Señora de Luján es pequeña en altura, mide unas 17 pulgadas.
Sus facciones son menudas pero bien proporcionadas. El rostro es ovalado. El semblante modesto, grave y al mismo tiempo dulcemente risueño, conciliando a la ves bondad con su irresistible atractivo, y respeto con su majestad de Reina y Señora. Su frente es espaciosa; los ojos grandes y azules, las cejas negras y arqueadas; la pequeña y recogida, los labios iguales y encarnados cual rosas, las mejillas son rosadas. Mira un tanto hacia la derecha. El color del rostro aunque agraciado, es una tanto amorenado.
Tiene sus delicadas manos, así mismo bien formadas, juntas y arrimadas al pecho en ademán o movimiento del quien humildemente ora. El ropaje de la talla se compone de un manto color azul, hoy muy amortiguado, sembrado de estrellas blancas; debajo de dicho manto aparece una túnica de color encarnado, aunque hoy en día igual de amortiguado.
Los pies de la Santa Imagen descansan sobre las nubes, desde cuales emerge la media luna, que tradicionalmente se pone debajo de las plantas de las Vírgenes Inmaculadas, y luego como jugueteando inocentemente entre aquellas nubes, descuellan cuatro graciosas cabecitas de querubes, con sus pequeñas alas desplegadas de color ígneo. Finalmente diremos el material con la que ha sido fabricada la Santa Imagen es de arcilla cocida.
En resumidas cuentas, no es, debemos confesarlo, la antigua imagen de Nuestra Señora Luján, una obra de arte; en cuanto al material nada apreciable es, y por lo que mira a la hechura, no se puede a la verdad mentar entre las imágenes notables. Preciosa es empero, sobre toda ponderación, por los innumerables y admirables portentos que por su intercesión, obra incesantemente la divina misericordia, los piadosos recuerdos que su sola vista despierta, por la veneración entrañable que le profesaron nuestros padres”.
En cuanto al origen de la imagen, no solamente contamos con la tradición del relato de la detención de las carretas, los escritos de Velasco y Maqueda, sino que sabemos con seguridad que en tiempo de 1630, Brasil contaba con varios talleres de producción de estatuas de barro cocido. Además no se puede extrañar que un portugués haya pedido a un compatriota suyo una estatua, en época en que las coranas, españolas y portuguesas se hallaban unidas facilitando esto el comercio con Brasil y Buenos Aires.
Después de años de estudio se puede afirmar que la imagen es de origen brasileño y fue moldeada en el Valle de Paraíba, en jurisdicción de la ciudad de San Pablo. La imagen, posteriormente a 1630 fue vestida siguiendo la costumbre española, esto debió ocurrir en época de Ana Matos. Hacia 1904 la imagen fue recubierta con láminas de plata para evitar la desintegración de la arcilla, antes se tomaron varias fotografías de la misma y se sacó un molde de ella, con el cual a su vez se fabricaron algunas copias, que hoy se encuentran en las ciudades de la Plata y Luján.
Después de 1685 es muy posible que se fueran haciendo imágenes de la milagrosa Virgen. Se sabe que en esta época existían limosneros de la Virgen que recorrían los pueblos propagando el culto de la Virgen y recolectando fondos, llevando consigo una insignia representando a la imagen. Ya sea en el museo devocional como el histórico se conserva algunas imágenes realizadas en el siglo XVIII. En el Complejo Museográfico encontramos una imagen del año de 1835 efectuada en plata por el artista Cándido Silva, que fuera donada al museo en 1929 por el obispo de la Plata Monseñor Francisco Alberti.
Sin dudas estamos frente a una verdadera joya de la platería rioplatense y representa a Nuestra Señora de Luján con corna real y una aureola de plata dorada de siete estrellas y a sus pies la media luna con una estrella en cada punta. También tenemos datos de una imagen labrada en oro que existía en el santuario hacia 1856.
Con la llegada de los Padres Vicentinos a Luján en 1872, cundió por Luján una profusión de imágenes de Nuestra Señora de Luján. Por lo general, todas las imágenes realizadas hasta 1930 fueron echas de madera, a partir de entonces y aprovechando los moldes de 1904 comenzaron a confeccionarse en yeso, y que acostumbraban a vestir.
En época de la coronación en el año 1887 el R.P. Jorge María Salvaire agregó a la imagen la rayera gótica que la circula dándole una forma definitiva con la corona, la aureola y el vestido azul y blanco que la envuelve.